La Masonería dio lugar, a mediados del siglo XVIII, a una serie de grados cristianos en Francia, y que gradualmente se extendieron por toda Europa, para posteriormente cruzar el Atlántico hacia Estados Unidos y Canadá, principalmente, y desde entonces se han mantenido hasta nuestros días. Los más relevantes fueron los grados RosaCruz y Templario, sin que ninguno de los dos tuviera conexiones históricas o ritualísticas con la Orden del Temple, o con los Rosacrucianos medievales.
Intentaremos hacer una breve descripción del Grado Templario dentro de la Masonería.
En primer lugar, para acceder a este grado es necesario ser antes Masón del Arco Real o Caballero de Rodas, además de ser Cristiano, no por discriminar a quien no lo sea, sino por pura coherencia con el grado, que recrea la defensa de los Santos Lugares por parte de la Cristiandad.
Este grado es de gran belleza visual, debido a la indumentaria inspirada en los Caballeros, y a los signos y marchas militares, propios de la milicia Templaria.
El uniforme de Templario está compuesto por una túnica y capa templaria, un gorro de terciopelo, fajín, guantes negros, cinto, espada y condecoraciones.
El desarrollo del ritual templario está compuesto por instrucción de marcha y saludos militares medievales, junto a momentos de reflexión y ensalzamiento hacia la figura de Cristo.
Uno de los pasajes más espectaculares es el del ingreso de un nuevo miembro, donde se le personifica con un peregrino hacia Tierra Santa, que desea ser ordenado Caballero. Llegado el momento de ordenar al novicio, el ritual se torna puramente caballeresco, utilizando la fórmula clásica que se ha visto plasmada en innumerables escenas de los Caballeros de la Edad Media.
La decoración del Preceptorio, como se denomina en este grado el recinto donde se practica el rito Templario, se compone principalmente de decoración medieval: escudo, casco, espada, etc., ocupando un lugar principal la Cruz y la Biblia, dado el carácter eminentemente cristiano del grado.
Es importante significar que este grado no constituye en sí mismo ningún acto religioso, sino una escenificación de la actividad de los Caballeros Templarios.
Los cargos del Preceptorio están también asociados con la milicia Templaria: Preceptor, Capitán de la Guardia, Portaestandarte, Capellán, Guardia, etc.
En el preceptorio Templario se fomentan grandes valores, como la amistad, la modestia, la práctica del silencio, la igualdad, y sobre todo la ayuda a los más necesitados.
Es muy común, además de contribuir con la voluntad de cada Caballero para constituir un fondo de asistencia a los pobres, celebrar algún acto benéfico en cada reunión para colaborar con alguna institución.
Un error frecuente que se comete con la Masonería es pensar que ésta rehuye de la religión, o pretende sustituirla; nada más alejado de la realidad. Este error viene dado porque en los tres primeros grados simbólicos (aprendiz, compañero y maestro), sólo se pide que se crea en un Dios, sin importar la religión que se profese. Y es cierto que hay ramas, minoritarias, salvo en Francia, donde no es imprecindible creer en un Ser Supremo para ser miembro de la Masonería. Pero hay que decir que en la Masonería que se practica actualmente en el mundo, es necesaria la creencia en Dios para ser miembro de la Orden.
Con respecto al grado masónico de Caballero Templario, otro error es confundir este grado con organizaciones que pretenden ser sucesoras de la Orden del Temple. La Masonería deja bien claro que el grado de Caballero Templario está únicamente inspirado en la Orden del Temple y sus tradiciones, pero sin ninguna conexión historica.
Más información (en inglés): http://www.knight-templars-in-spain.com
ver también:

http://blogrosavientos.wordpress.com/2010/02/28/grado-de-caballero-templario-la-masoneria-cristiana/